Se dice que la historia, la economía, la religión, en fin, todo, absolutamente todo, resulta ser cíclico. Creo que en mi vida no constituye una excepción a este principio y en esta línea es que uno siempre retorna a lo más básico y antiguo. Hoy nuevamente tomo y desempolvo este pequeño espacio mío que fiel en el tiempo no me ha abandonado –como otros- y que descuidadamente mal lleve. Esperemos que este retorno si sea feliz.